Silencio, por favor

martes 11 de octubre 2016

El silencio es creativo y las palabras del docente a veces dan demasiadas respuestas.

Silencio, por favor

Se habla con mucha frecuencia de la importancia  que tiene que el alumno hable en clase porque se dice que, “a hablar se aprende hablando.” Nada más lejos de nuestra intención que cuestionar la participación activa del aprendiente en el aula. No obstante hoy nos gustaría hacer una pequeño homenaje al silencio.

En cuanto existe un silencio en el aula, el docente parece sentirse en la obligación de llenarlo. Nos atreveríamos incluso a afirmar que es uno de los grandes enemigos del profesor. Se siente incómodo, le da la impresión que la clase no va bien. En resumen, haciendo un poco broma de nosotros mismos: parece que nos pagan por hablar. ¡Ojalá fuera así, si nos pagaran por palabra dicha en el aula, nos haríamos ricos!

¿Por qué ese miedo? ¿Por qué no vemos la necesidad de pequeños silencios para el aprendizaje?

Reflexionemos sobre algunos momentos donde el silencio se hace imprescindible:

1. En la primera lectura de un texto, cada alumno debe leer en silencio porque cada persona necesita su ritmo de lectura individual para aplicar sus propias estrategias, hacer conexiones con el conocimiento previo con el fin de comprender. Ya en el primer libro de comprensión lectora que se conoce su autor, San Hugo,  hablaba de dos tipos de lectura, la lectura oral para la oración y la lectura en silencio para el conocimiento.

2. Al contestar a una pregunta el aprendiente necesita pensar antes de contestar, para lo que unos segundos de silencio son necesarios. Recordemos que ante una pregunta el alumno de ELE tiene que pensar qué contestar, pero además, cómo. Simplemente necesitan un poquito más de tiempo, que nos callemos un poquito después de formular la pregunta. Se ha investigado que el tiempo que el docente otorga antes de una pregunta suele ser de un segundo y medio. Simplemente con dejar dos segundos más, la participación aumenta.

3. El silencio es necesario para la construcción de nuevo significado ya que la atención no puede estar (normalmente) en dos lugares a la vez, o está atendiendo y escuchando al profesor/a o está creando un nuevo concepto. Si en esos momentos interrumpimos al alumno rompiendo ese silencio necesario, para hacer algún comentario o alguna pregunta, podemos interrumpir el aprendizaje.


Etiquetas: gestión de aula,

La inferencia
26 Oct. 2016