Cuestiones de conducta

martes 15 de octubre 2019

A estas alturas del curso ya conocerás bastante bien a tus alumnos. Desgraciadamente, puede ser que te hayas encontrado con algún alumno/a conflictivo, que te esté dando más de un dolor de cabeza. De ser así, sigue leyendo esta entrada de blog a ver si te podemos ayudar, aunque solo sea un poco y consulta esta entrada de los recursos: Las confrontaciones.

En primer lugar ten en cuenta algo importante: la gran mayoría de las veces que un alumno/a tiene un comportamiento no apropiado en nuestras clases suele ser debido a dos razones: la frustración de ver que no está aprendiendo según sus expectativas y la ansiedad o miedo a cómo le ven los demás componentes del grupo. La conducta inapropiada sería entonces una consecuencia y tendremos que buscar la causa.

En segundo lugar, es necesario hablar con sus otros profesores para descubrir si el problema que tú encuentras tienen lugar en otras asignaturas y en otros grupos. De ser así, comparte con esos profesores tus preocupaciones y estrategias para ayudaros los unos a los otros. De no ser así, de decirte algún colega que en su clase se porta muy bien, intenta averiguar también el porqué. Quizás se deba a la asignatura o a la personalidad de ese docente o al grupo diferente.

En tercer lugar, habla con sus padres, pero no para denunciar la conducta. Comienza la conversación por algo positivo sobre el alumno y trata de conocerlo o al menos entenderlo mejor. Pon a los padres de tu parte. Tanto ellos como tú queréis lo mejor para el alumno/a y es más fácil conseguirlo juntos.

Después, siempre, siempre, habla con el alumno/a. Eso sí, fuera de clase, vete con él o ella a la cafetería, a dar un paseo, empieza la conversación por algo positivo que le puedas decir o porque él o ella te cuente algo positivo, algo que le guste, que le está saliendo bien, lleva la conversación por ahí, hazle sentirse bien. Y solo entonces le puedes plantear la pregunta: ¿Qué crees que podemos hacer en la clase de español para que tú te sientas mejor? Recuerda, con mucha probabilidad el problema reside en que existe una frustración, bien porque no está aprendiendo según sus expectativas, o simplemente porque se cree incapaz de aprender español y ha tirado la toalla.

Descubre las razones de su conducta inapropiada y entre los dos (e idealmente junto con otros profesores y sus padres) buscad un camino para mejorarla.

En fin, esperamos haberte ayudado un poquito con nuestra reflexión. Terminamos esta entrada de blog con una serie de consejos resumiendo lo analizado anteriormente y añadiendo algunos puntos más.

  1. Si un alumno parece atacarte, no personalices. Seguramente no te está atacando a ti sino que está lanzando su agresividad y resulta que tú estás enfrente de la clase y la recibes.
  2. Una mala conducta es la indicación de una causa más urgente que hay que atender. La mayoría de las malas conductas vienen producidas por frustración o ansiedad. Tenemos que averiguar cuál es el origen de estas conductas porque entonces trataremos la causa y se terminarán las malas conductas.
  3. Es importantísimo evitar que la confrontación escale por lo que nos tendremos que dar tiempo para calmarnos. No se ignora lo que acaba de ocurrir, se menciona la gravedad pero se atiende (salvo excepciones) en otro momento. Es preferible continuar la discusión con el alumno/a solo y después de la clase. Con calma tenemos una mejor perspectiva.
  4. Cuando hablemos con el alumno/a lo primero que debemos hacer es reconocer sus sentimientos porque esto es lo que produce más enfado en ellos, el que se sientan no comprendidos. Entonces debemos decir frases como: Veo que estás muy enfadado, o siento que te ha molestado o herido…
  5. Es importante para evitar muchas de las confrontaciones o conflictos utilizar una disciplina más proactiva. Esto quiere decir, hacer mención de lo que puede ocurrir y de las consecuencias antes de que ocurran.
  6. Acostumbrémonos a no lanzar amenazas, sobre todo cuando sabemos que no las podemos o que no las vamos a cumplir. Con seguridad se han creado unas normas de la clase y las conductas que no respeten esas normas tienen unas consecuencias. Por eso se necesita un recordatorio, pero no una amenaza.
  7. Y para terminar pase lo que pase, no comparemos unos alumnos con otros o unas clases con otras. Los adolescentes odian este tipo de comparaciones y la verdad es que no sirven para nada. No se trata de ser mejor que los demás sino el mejor aprendiz/alumno/a que uno puede llegar a ser.